A.A. del Museo Histórico Brig. Gral. Juan Martín de Pueyrredón
El Museo Pueyrredón con sus casas, jardín y barranca fue originalmente parte de un sistema cultural rural que se remonta a fines del siglo XVI cuando Juan de Garay realizó las primeras reparticiones de tierra entre sus compañeros de conquista. La casa principal, con su emblemático frente de columnas toscanas, seguramente creció sobre un pequeño rancho de paja y adobe de pocas habitaciones. Hoy, este patrimonio cultural, con rastros de diferentes épocas, usos y materialidades, se alza como el exponente más antiguo de arquitectura colonial rural que existe sobre la costa norte de la ciudad de Buenos Aires. La casa, que perteneció al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón (1776-1850), aliado de San Martín en el Cruce de los Andes y uno de los intelectuales y gestores más activos de nuestra independencia, fue escenario privilegiado de los años de construcción de la Nación. Por estas razones. el sitio trasciende su arraigo local para ser un símbolo que merece ser indagado desde una dimensión regional y nacional.
Es la misión del Museo que el mensaje que este patrimonio cultural ofrece sea resignificado de la manera más abarcativa posible y no como expresión de un sector. Un museo histórico debe participar en el relato de una historia plural, con las preguntas que el visitante pueda realizarse durante el recorrido a la exposición, una historia que da cuenta de la vida de las elites, de los sectores populares y de las diferencias de género, aunque sea con los pequeños gestos en el montaje expositivo que posibilite la colección del Museo. El Museo Pueyrredón tiene el ambicioso objetivo de que la antigua Chacra del Bosque Alegre sea un espacio de reflexión sobre la historia argentina, de goce estético y de valoración del paisaje. Un espacio vital de encuentro con la memoria y la identidad, herramientas necesarias para construir el presente y pensar nuestro futuro.
El primer propietario de la chacra fue el carpintero Antón Roberto que la recibió “en suerte” de manos del fundador Juan de Garay.
La merced, era la número 55, empezando a contar desde Buenos Aires. Luego de sucesivos dueños, la casa fue comprada en 1770 por José Luis Cabral que refacciona y jerarquiza la casa principal. La viuda de Cabral le vende la propiedad en 1808 al español Francisco Tellechea y, en 1812, su hija, María Calixta, hereda la propiedad. Años después. contrae matrimonio con Juan Martín de Pueyrredón quien ya era, para ese entonces, una figura pública y activa en la causa revolucionaria. El matrimonio compra los terrenos linderos y extiende la propiedad. En 1850 Pueyrredón fallece en la casa donde pasó los años más culminantes de su vida política. Prilidiano Pueyrrdón, su hijo, recibe la propiedad como único heredero por testamento mancomunado entre sus padres. Pocos años después, en 1856, le vende la chacra a su primo Manuel Alejandro Aguirre; los Aguirre la habitaron por casi un siglo, hasta 1941, cuando fue oportunamente comprada por la Municipalidad de San Isidro y rescatada de una posible demolición. La declaratoria como Monumento Nacional ese mismo año legitimó su valor y, en 1944, luego de un proceso de restauración, la chacra que había pertenecido al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón con sus edificios históricos –la casa principal, la casa de los chacareros, las caballerizas– y el parque con barranca fue inaugurado con el nombre de Museo y Archivo Histórico “Brigadier General Juan Martín de Pueyrredón”.
Su primer director, el presbítero Dr. Francisco C. Actis, participó activamente de la etapa de reconstrucción que fue confiada, por parte de la Comisión Nacional de Monumentos, al arquitecto Mario J. Buschiazzo, director de la sección “Monumentos Históricos” de la Dirección General de Arquitectura y que contó con la colaboración del arquitecto Jorge H. Lima en la dirección de obra.
En sus orígenes, el Museo funcionó principalmente como repositorio y archivo. Poco a poco las donaciones que fue recibiendo acrecentaron su colección y fue posible pensar en salas ambientadas. Una de las vecinas que con mayor entusiasmo participó del proceso que dio origen al Museo fue Victoria Ocampo quien, junto a otras voluntades, formaron la primera Asociación de Amigos del Museo conocida con el nombre de “Fundación Juan Martín de Pueyrredón” que trabajó para el Museo desde 1969 hasta los primeros años de la década siguiente.
Desde el espectáculo de luz y sonido “Habla el algarrobo” (1958) escrito por Victoria Ocampo y concebido para ser representado en el jardín del Museo, el predio funcionó siempre como un espacio de encuentro. Actualmente, en el Museo Pueyrredón, existen dos tipos de jardines. En lo alto de la barranca y rodeando a las construcciones, se encuentra el jardín histórico, con árboles que representan distintos períodos del sitio, como el algarrobo, que fue partícipe de las reuniones de Pueyrredón y San Martín, las magnolias y el cedro plantados por Prilidiano Pueyrredón o el aguaribay plantado por Domingo Sarmiento. Y en la barranca, se extiende un área natural protegida, cuidada por los guardaparques del municipio, donde crece un bosque nativo de talas, coronillos, aromos, algarrobos y molles, y que constituye el hábitat de la avifauna propia de estos ambientes originarios llamados talares.
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