Asociación de Amigos del Museo de Arte Hispanoamericano “Isaac Fernández Blanco”. (Palacio Noel).
Hall Introductorio: Presentación del Guión de Exhibición en el Palacio Noel.
Curadores: Patricio López Méndez, Gustavo Tudisco.
En el esquema de pensamiento europeo del siglo XVI, la humanidad descendía de un mismo tronco, pues tres habían sido los hijos de Noé y tres eran las partes del mundo: Europa, Asia y África.
América no podía ser una parte en discordia, sino la prolongación de la primera y la oportunidad cristiana de redimir al último reducto de infieles, justificación de la conquista.
En este proceso de contacto y adaptación, los conquistadores minimizaron la otra mitad del conflicto: los indios, considerados sujetos pasivos, los mestizos, asignados al no lugar, y los criollos, como extensión de sí mismos. El paternalismo colonial los relegó a una minoridad indefinida, sin embargo, su interacción con el elemento europeo, sazonado con africanos y conversos, redundaría, a la postre, en el producto original que hoy entendemos por Hispanoamérica.
En el espacio sudamericano distinguimos tres ámbitos culturales, cuyos vínculos preexistentes nunca fueron quebrados, que confluyeron en la formación de la primera identidad Argentina: el mundo surandino, la cultura de la selva y la puerta del Atlántico.
El mundo Surandino
Tradiciones compartidas, tanto en la relación y la devoción con la divinidad, como en el aprovechamiento y domesticación del paisaje.
En 1532 un pequeño grupo de españoles encabezado por Pizarro tomó contacto con el actual territorio de Ecuador, última conquista de los incas.
Estos señores del Cusco habían logrado afirmar un estado que se extendía desde la costa del Pacífico hasta las selvas boscosas del Chaco y desde la línea ecuatorial, hasta el paralelo 34, en Chile. Más allá del mosaico étnico que conformó el Tahuantinsuyu, el mundo surandino estuvo cimentado en tradiciones compartidas, tanto en la relación y la devoción con la divinidad, como en el aprovechamiento y domesticación del paisaje.
El tráfico de caravanas de llamas, intercambiando mercaderías e ideas, relacionó estas etnias, generando un ámbito cultural más o menos homogéneo. A la burocracia del Estado Inca se le superpuso la no menos burocrática organización del Estado Español. La capacidad artesanal de los naturales fue aprovechada para imponer un estilo diverso, sin embargo, no fue la destreza textil o metalúrgica de los indios lo que sobrepasó las fantasías de los conquistadores, sino la riqueza de sus recursos minerales.
La Cultura de la Selva – Colonización del Paraguay.
Sin metales preciosos, población nómade, y la dificultad de la supervivencia en el bosque tropical, la colonización del Paraguay fue una empresa difícil. La región abarcaba del este boliviano al sur del Brasil y desde el Amazonas hasta la llanura pampeana.
Asunción era el último enclave español, pero en el interior, los guaraníes controlaban la navegación de los ríos. La Compañía de Jesús propuso una solución a la Corona y a los encomenderos: Los indios serían “separados” del poder secular, liberados del “servicio personal”, pero reducidos bajo la tutela de los jesuitas.
La evangelización se basó en la labor apostólica y el reagrupamiento de las tribus para evitar su dispersión. La organización del trabajo los liberaba de la dependencia económica de los encomenderos y les permitía un excedente comercializable: productos agrícolas, mobiliario, tejidos, artesanías en plata e imaginería.
Para 1767, año de su expulsión, las admiradas misiones habían concitado el recelo y la codicia, no sólo de los encomenderos de Asunción y de los hacendados de San Pablo, sino de las coronas española y portuguesa, y aún de la propia Iglesia secular.
La Puerta del Atlántico
Buenos Aires nació, por segunda vez, en 1580, como freno al avance de otras coronas europeas, especialmente la portuguesa, preocupadas por conseguir un acceso a la riqueza del Potosí. La intención no era abrir una salida al Atlántico de los productos sudamericanos, cuya única puerta autorizada era El Callao, sino impedir la evasión de los mismos y el ingreso de otros.
A su vez, se necesitaba crear una fuente de recursos para sustento de la población local. Se permitió, entonces, exportar al Brasil algunos productos derivados de la explotación del ganado cimarrón, como cuero y sebo, en calidad de intercambio de ropa, lienzo, calzado, hierro y acero.
Sin embargo, no en la palabra pero sí en la omisión, el gobierno español toleró, desde el nacimiento mismo de la ciudad, el ejercicio del contrabando. Junto con los barcos y sus mercancías ilegales llegaron inmigrantes, artesanos, comerciantes, esclavos, devociones, formas de vida, gustos e ideas que comulgaron con las tradiciones andinas y misioneras, forjando la primera idiosincrasia rioplatense.
El guión de exhibición sitúa las piezas de la colección dentro de 3 ejes que dan cuenta de los diversos ámbitos culturales en donde fueron producidas: el mundo surandino, la cultura de la selva -Misiones Jesuíticas- y la puerta del Atlántico – Buenos Aires-.
La colección Abarca platería, imaginería religiosa (Escultura) y mobiliario iberoamericano de los siglos XVI al XIX. Documentos, libros, ornamentos religiosos, grabados, cerámica, indumentaria civil y accesorios femeninos. Instrumentos musicales notables.
Salas: El mundo Surandino / La Cultura de la Selva / La Puerta del Atlántico / María en América / Los maestros de nuestro arte: La pintura cusqueña / Los Maestros de Nuestro Arte: Imaginería Quiteña / El contacto con Oriente / La Cultura de la Selva II / Buenos Aires: Capital del Virreinato / Potosí, Villa Imperial / Los peinetones / Cocina / Integridad, proporción y brillantez: Arte y devociones dominicas en el mundo colonial / Con el sudor de sus rostros: Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial / Instrumentos Musicales Notables de la Colección MIFB
Se exhiben en la Sede Palacio Noel: Suipacha 1422 -CABA